Ella espera ver correr el alba sin involucrarse. Suele reencontrarse con sus llamas en un punto de la almohada y exige piedad cuando alguien comienza a rugir su nombre.
Ella cree verse atrapada por el amor de las poesías y grita expresiones hasta que sus manos, cansadas, comienzan a relatarlas.
Ella tiene mirada fría, y confiesa palabras ácidas, ella llora aun cuando no la escuchan, esperando que llegue el día que la escuchen para poder dejar de llorar.
jueves, 24 de abril de 2008
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